Las fincas

Trabajamos 48 hectáreas de viñedo propio, repartidas en 10 fincas.

En estas 10 fincas podemos encontrar diferentes tipos de suelos. Como pueden ser sólo de tapàs, arcillosos o un solo mol abundante llamado panal. Dentro de las diferentes fincas también y encontramos diferentes variedades de uva ya sean variedades autóctonas o algunas de foráneas.

Para ubicarnos, la Terra Alta pertenece a dos zonas montañosas importantes de la península: la Depresión Central Catalana y la Serralada Prelitoral.

Ambas nos aportan unas condiciones edáficas y climáticas privilegiadas para al cultivo de nuestros vinyedos y oliveras.

Y no olvidemos también la proximidad con los rios Ebre, Algars y Matarranya.

VIÑEDOS

La altitud media de los viñedos oscila entre los 350 y los 500 metros respecto al mar. La pluviometría media está sobre los 350mm anuales, pudiendo llegar hasta 500mm en las zonas próximas a los puertos.

Cabe destacar de esta región el papel del viento, gracias al cual la presencia de mildiu y la podridura en las uvas es más bien escasa, y este aspecto provoca que la propia viticultura sea mucho més sostenible y respetuosa con el medio ambiente.

La variedad principal de nuestras fincas és la Garnatxa Blanca, variedad por excelencia de la Terra Alta, con una cuota del 33% de la producció mundial elaborada en nuestro territorio.

CLIMA

A nivel de clima podemos destacar la oscilación térmica que tenemos en nuestra zona. Los inviernos son fríos y ventosos, con episodios de nieve puntuales, y los veranos son calurosos y secos. Este intervalo térmico ayuda a la mejor maduración de las uvas, tanto a nivel gustativo como aromático.

Durante el verano hay una buena exposición solar que nos permite que el sol penetre más en la planta y la ayude a madurar de forma constante. Durante el invierno, tiempo de descanso para los viñedos, la planta almacena las reservas suficientes para poder brotar de nuevo y volver a crecer de cara a la primavera.

SUELO

A nivel edáfico, los suelos de la zona son pobres, generalment “tapàs” (arcilla) o panal, i de secano.

El “tapàs” produce vinos característicamente nerviosos y potentes; mientras que el “panal” contribuye a obtener vinos suaves, afrutados y con un cierto punto de dulzor.

El resultado son uvas pequeñas, con mucha concentración de aromas y sabores característicos.